miércoles, 16 de noviembre de 2011
Presupuestos socialistas para Andalucía
La pasada semana tuvo lugar el Debate de Presupuestos de Andalucía para el 2011. El Gobierno socialista de la Junta de Andalucía se ha mojado a la hora de sacar unos Presupuestos para 2012, sin la referencia de los Presupuestos Generales del Estado, y en una coyuntura económica internacional muy difícil y con alta volatilidad de las previsiones económicas, a diferencia de otras CCAA que han hurtado a sus ciudadanos la posibilidad de conocer que quieren hacer sus gobiernos para el próximo año
Estos Presupuestos para Andalucía se diferencian de otros por mantener y ampliar el gasto social, singularmente en Educación, que se considera la prioridad del presupuesto, ya que la inversión en educación es una inversión con retorno en la economía, pues según los estudios por cada euro de gasto en Educación se retornan a la economía 7 veces esa cantidad.
La educación es la prioridad del Gobierno socialista de Andalucía: En total 7.615,3 Millones de Euros, un 2,5 % más en 2012 que en 2011, la política que más sube.
Lo que supone continuar y ampliar la red de centros de educación infantil, contar con 820 nuevos docentes, contar con más centros con plan de apertura, así como con la política de becas, entre las que están las becas 6000 y las becas segunda oportunidad.
En Sanidad, segundo pilar del Estado del Bienestar, se mantiene la dotación económica y se espera destinar a nuevos servicios y a investigación los ahorros producidos por la mejora de la eficiencia y por la reducción de la factura farmacéutica. Tenemos que recordar que Andalucía es pionera en fórmulas de ahorro sanitario, como la receta por principio activo, entre otras medidas.
En dependencia, el presupuesto de 2012 sube un 5,9 %, hasta 1.187 M € en el Presupuesto de 2012. Andalucía sigue siendo la comunidad autónoma líder en la implantación de la Ley de Dependencia, así uno de cada cuatro dependientes asistidos son andaluces, por lo tanto Andalucía concentra el 28 % de las prestaciones totales, mientras que otras comunidades autónomas, como Madrid o Galicia han retrasado a posta la aplicación del sistema.
Pero el Presupuesto de Andalucía tiene como objetivo la recuperación económica.
Sólo mediante la inversión en conocimiento, y en investigación, será posible que la economía no destruya empleos rápidamente, que no esté sometida a fenómenos de deslocalización o a la parada de un sector, como el inmobiliario.
Para eso crece la política de I+D+i, y la internacionalización de nuestras empresas.
Además la Junta de Andalucía mantiene su esfuerzo inversor, al menos en los presupuestos, con una inversión que representará para 2012 el 3,1 % del PIB regional, mientras otras CCAA destinan solo el 1,7 %.
Pero...¿de donde sacará el dinero nuestra Administración Autonómica?
Toda esta arquitectura presupuestaria no se podría mantener sin que se hubieran tomado decisiones como las de subir los impuestos a las rentas más altas. Así se elevan los impuestos para patrimonios superiores a 700.000 euros, para herencias superiores a 950.000 euros, se grava más a la transmisión de viviendas superiores a 400.000 euros. Por el contrario se introducen bonificaciones para jóvenes, autónomos, discapacitados y empresas que creen empleo.
Además se distribuyen los gastos de forma que se deje de gastar en partidas sin componente social, para destinarla a gasto de educación, sanidad y dependencia.
También hay que recordar que Andalucía mantiene una deuda por habitante de 1.610 euros, muy inferior a la media de 3.146 € por persona, o la de Valencia con 4.020 € o Cataluña con 5.113€. Lo que permite destinar menos recursos al pago de la deuda y gastar más en partidas sociales.
Así en momentos como los actuales hay que imponer desde los gobiernos un ejercicio de solidaridad, gravar más a los que más tienen, ese es nuestro principio socialista.
Por tanto, estamos ante un Presupuesto Socialdemócrata, progresista, tal y como defendemos los socialistas, porque así es como se mantiene nuestra seña de identidad: las políticas sociales, sin renunciar a un crecimiento económico sostenible y equilibrado. Éste es el camino a seguir, ahora hay que hacer lo posible y lo imposible por complirlo.
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